Durante el primer año de vida, los bebés experimentan un crecimiento acelerado, pero a medida que llegan a la edad de 1 a 3 años, su tasa de crecimiento se estabiliza, lo que lleva a una disminución esperada del apetito en comparación con el primer año de vida.
Durante esta etapa, es común que los niños muestren resistencia a probar nuevos alimentos o rechacen aquellos que antes aceptaban. Esta actitud puede estar relacionada con una mayor sensibilidad a nuevas texturas y sabores y es una fase necesaria para el desarrollo del gusto y la formación de sus preferencias alimentarias. Este comportamiento suele estar influenciado tanto por factores genéticos como ambientales, incluyendo experiencias previas con la comida y el entorno social. Aunque esta fase puede ser un reto, es una parte natural del proceso de aprendizaje y adaptación alimentaria.
Los niños pequeños pueden mostrar una preferencia por comer los mismos alimentos de manera recurrente. Esta inclinación hacia la familiaridad puede proporcionarles una sensación de seguridad y confort mientras exploran el mundo que los rodea y se adaptan a nuevas experiencias.
En esta etapa, es común que los niños se distraigan fácilmente durante las comidas, ya sea con juguetes, televisión u otras actividades. Estas distracciones pueden dificultar la concentración del niño en la alimentación, lo que puede resultar en una menor ingesta de alimentos.
A medida que los niños crecen, muestran un deseo creciente de independencia durante las comidas. Esto puede incluir el uso de las manos para comer o el aprendizaje de cómo utilizar utensilios. Apoyar esta independencia de manera segura puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades importantes para su autonomía alimentaria futura.
Para enfrentar estos desafíos con éxito y fomentar una relación positiva con la comida, es esencial adoptar un enfoque paciente, respetuoso y comprensivo. Además, existen algunas recomendaciones que podemos seguir para promover buenos hábitos de alimentación en casa:
No obligues ni presiones a los niños a comer. En lugar de eso, ofrece los alimentos de manera relajada y sin forzarlos, permitiendo que exploren sus preferencias a su propio ritmo.